dimarts, 6 de març del 2007

Vinos Italianos III, cena en el Trastevere

Pilar tomando notas en el restaurante Enoteca Ferrara
Dicen que el barrio del Trastevere, situado al otro lado del río Tíber (Tevere=Tíber / Tras=Al otro lado), es una de las mejores zonas de la ciudad para salir a cenar y a tomar unas copas.
Además, en la guía gratuita e imprimible de Roma que edita Take Off Guides (pág. 31) se puede leer que "en todas las calles (incluso en pequeñísimos callejones) hay alguna trattoria o restaurante (por lo general, a precios recomendables)". Así que, seducidos por tan fabulosa expectativa, nos dirigimos más que entusiasmados hacia el mencionado barrio, con la intención de disfrutar de una auténtica cena romana, exquisita, agradable y asequible. ¿Demasiado pedir?

El lugar escogido para que se cumpliera nuestro deseo fue el Ristorante Enoteca Ferrara que según la guía de Lonely Planet que nos prestó nuestra amiga Montse, se trata de una antigua vinatería que ofrece una extensa selección de vinos, espumosos y licores, y en donde los platos responden a las directrices de la "nueva cocina italiana", es decir, más o menos a las que dicta la cocina globalizada e impersonal y así es como resultó ser.

Con lo dicho, no pretendemos menospreciar a "la nueva cocina" o la "cocina de autor" que tantas placenteras sorpresas nos ha deparado. Lo que valoramos en "lo nuevo" es que sepa conjugar imaginación e innovación con el imprescindible tributo a sus raíces y a su herencia. Esto es realmente lo que hace que algo sea autentico. Pero no sólo en la gastronomía, el arquitecto modernista catalán Puig i Cadafalch decía que la mejor arquitectura es la autóctona, algo que es trasladable a la mayoría de disciplinas que deben unir la creación con el arraigo a una tierra, unos productos y a un clima.

(Volviendo a lo que nos ocupa...) Nada más tomar asiento nos ofrecen un aperitivo, un vino espumoso italiano parecido a un cava o champagne (no era un lambrusco), el cual aceptamos gratamente. Acto seguido nos traen la carta de platos y la de vinos, que nos deja impresionados.

De hecho nos trajeron dos cartas de vinos, una exclusivamente para los blancos y otra para los tintos, cuyos lomos medían prácticamente un palmo de grueso. Cada vino ocupaba una página de la carta, la mitad de ella destinada a una etiqueta del vino en cuestión y la otra a dar toda suerte de detalles sobre el vino; nombre, bodega, zona, añada, precio, una descripción de la zona y de la bodega y otra del vino, indicando las variedades y la crianza, junto a una nota de cata.

En la carta, los vinos empiezan a parir de los 20 euros y se agrupan por zonas. Primero nos detenemos un poco en los de la Toscana y vemos uno que nos interesa; un Nobile di Montepulciano el Poliziano 2003 (32€). Seguimos ojeando y nos detenemos de nuevo en los vinos de Sicilia, concretamente nos fijamos en un Furat 2004 de Allejo, elaborado a partes iguales de Nero d’Avola, Cavernet sauvignon, Merlot y Syrah, también de 32€.
Para tomar la decisión final, le pedimos consejo a una de las sommeliers que nos han atendido, quien nos aconseja el Furat, del que nos dice es un vino mediterráneo, aromático, potente y estructurado.

Cuando nos lo sirve, le advertimos que la temperatura nos parece algo elevada, a lo que nos responde que esperemos un poco, que el vino ya irá llegando a la temperatura correcta. Nos quedamos perplejos y pensamos que, aunque también habla español, quizá no nos ha entendido (o nosotros a ella).
Después de la primera copa volvemos a insistir. Esta vez conseguimos que se lleven la botella de la mesa -lo cual no nos hace demasiada gracia- para sumergirlo en agua.
Cuando nos lo devuelve, la camarera hace un gesto como dándonos a entender que ahora el vino está demasiado frío. Nada de eso.

Sinceramente, nos pareció una lástima que en un restaurante enoteca como el Ferrara, donde el vino es el protagonista, donde además cuentan con seis tipos diferentes de copa y en donde incluso las envinan, no nos sirvieran el vino a la temperatura adecuada.
Entendemos que un vino mediterráneo -tal como lo calificó la camarera que nos ayudó a escogerlo-, de 14%Vol y relativamente joven (2004), no se puede servir a temperatura ambiente (y menos cuando el ambiente ya está algo caldeado).

Con todo, creemos que el Furat resultó ser un buen vino y Sicilia una zona que vamos a tener en cuenta y que intentaremos seguir de cerca a partir de ahora.

Nota de cata:
Vino de capa alta y matiz joven. En nariz se nos presenta complejo, se mezclan diferentes aromas y destacan la barrica y la fruta madura. Es licoroso, quizá debido a la temperatura de servicio. En boca es redondo, tiene una buena entrada y postgusto prolongado.

Vini passiti italianiComo colofón, los postres los acompañamos de due vini passiti italiani, dos vinos pasificados italianos (al estilo de un Pedro Ximenez, pero no tan densos). Un Recioto Musella 2000 y un Primitivo di Manduria, Primo Amore 2003 de Peruini. De este último nos acordamos de sus aromas a canela.

Después del postre llegó la cuenta.
El precio final, unos 150€ entre los dos, seguramente hace que recordemos la cena con espíritu crítico.
Es normal que el nivel de exigencia de los clientes aumente proporcionalmente al precio del servicio ofrecido y en este caso creemos que hubo fallos que no pueden disculparse cuando se pretende cobrar una cantidad nada despreciable por un determinado servicio. Además, los platos -que sólo fueron tres más un postre-, nos dejaron un tanto indiferentes.

A pesar de todo, se puede decir que pudimos disfrutar de una velada agradable, en un ambiente donde la música, la iluminación y la decoración también contribuyeron a ello. Un oasis de tranquilidad dentro del continuo tumulto en el que vive la ciudad de Roma.


Trascripción de la página de la carta donde aparece el Furat:
Sicilia
Furat
‘04
Ajello
32.00 euro
Il Furat e ottenuto di un uvaggio di Nero d’Avola, Cavernet, Merlot e Syrah tutti presenti in uguali percentuali.
E’ un vino di recentissima produzione ma ha già attirato su di se l’atenzioni degli addeti ai lavori.
Siamo a Mazara del Vallo in provincia di Trapani e anche qui, come del resto in tutta a Sicilia, si stanno producendo finalmente vini degni di interpretari la cosi tanto attesa qualità di questa regione.
Ha colore rubino intenso con spiccate tonalità rubine. Al naso è ricco di intensi profumi fruttati derivanti dal felice assemblaggio.
La barrique si armonizza bene con i caratteri olfattivi e da eleganza e carattere. In boca è di grande struttura, fine e lungo.

1 comentari:

  1. Muy bien!!, estás haciendo un trabajo muy valioso. Me han gustado mucho las explicaciones que das, sobre todo la que haces en referencia de la cultura autóctona, me ha hecho reflexionar.

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