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Sacacorchos con termómetro exterior
Se ha hablado y escrito con profusión sobre este tema, con todo, vemos que todavía es necesario hacer hincapié en esta cuestión. Para ello, he redactado esta especie de compendio con parte de la información que he ido recopilando relacionada con este tema.
Se da la circunstancia que de entre todos los factores que intervienen a la hora de poder apreciar un vino en su máxima expresión, la de servirlo a su temperatura óptima es la más fácil de conseguir y además, está al alcance de todos. Sin embargo, ya sea por desconocimiento o por la influencia de convencionalismos, en muchas ocasiones nos encontramos con tintos demasiado calientes, pero eso sí, servidos a "temperatura ambiente" o con blancos servidos demasiado fríos o sin cubitera.
Este post está especialmente dedicado a aquéllos que sufren al ver una botella de tinto sumergida en una cubitera. El gran Emile Peynaud dice en Descubrir el gusto del vino que "no es nada descabellado usar este método para refrescar un vino tinto demasiado caliente (algunas botellas expuestas en los comedores de restaurantes están a temperaturas criminales)…". Así que yo no tengo ningún reparo en pedir una cubitera para el tinto ante la perspectiva de tener que beber una "sopita caliente de uva fermentada".
La "temperatura ambiente", el axioma sobre el cual se apoyan muchos consumidores a la hora de servir (¡y de beber!) el vino tinto, pierde todo su significado y valor como norma o consejo en el momento en que se generaliza la calefacción en todas las casas o cuando el vino se saca de un armario en lugar de una bodega.
Mauricio Wiesenthal, en su Diccionario Salvat del vino, dice lo siguiente en la entrada dedicada al verbo Chambrer (chambre, habitación en francés):
Chambrer: Acción de atemperar un vino antes de degustarlo. Originariamente la palabra chambrer significaba retirar el vino de la bodega y llevarlo a la chambre, a la habitación donde iba a ser degustado, para que no estuviese tan frío como en la cava (11ºC) y se igualara a la temperatura de la habitación (16ºC en muchas zonas frescas de Europa). De ahí viene la palabra que, desgraciadamente, lleva a la confusión en zonas cálidas y en la mayoría de los países que utilizan la calefacción. En el siglo XX, las habitaciones dotadas de calefacción tienen una temperatura de 20ºC o superior. Por eso, cuando se advierte que hay que chambrer la temperatura de un vino tinto, hay que establecer la corrección oportuna. Se trata, sencillamente, de servir el vino a unos 16 o 17ºC, alcanzando excepcionalmente los 18ºC en los tintos más añejos.
Queda claro entonces que sólo se puede atemperar un vino en el caso de que este haya sido enfriado previamente y sólo hasta la temperatura máxima recomendable en cada caso. Por lo general, los blancos deben servirse más fríos que los tintos y los viejos más templados que los jóvenes. Pero el abanico, tanto de vinos como de temperaturas, es realmente amplio.
Tipos de vino | Temp. mín. | Temp. Máx. |
---|---|---|
Vinos Dulces | 6 ºC | 8 ºC |
Jerez Fino y Manzanilla | 6 ºC | 7 ºC |
Cava y Champagne brut | 6 ºC | 7 ºC |
Champagne rosé | 7 ºC | 11 ºC |
Vinos licorosos secos | 5 ºC | 8 ºC |
Blancos secos jóvenes | 7 ºC | 10 ºC |
Blancos secos de crianza | 7 ºC | 12 ºC |
Rosados y claretes | 6 ºC | 10 ºC |
Tintos jóvenes ligeros | 10 ºC | 12 ºC |
Tintos jóvenes con cuerpo | 12 ºC | 14 ºC |
Tintos con cuerpo reservas | 15,5ºC | 17 ºC |
Tintos viejos | 17 ºC | 18 ºC |
Oportos (según su edad) | 12 ºC | 16 ºC |
Madeiras | 13 ºC | 14 ºC |
Olorosos | 14 ºC | 17 ºC |
Amontillados | 14 ºC | 15 ºC |
La temperatura de servicio de un vino influye enormemente en la percepción y en las sensaciones que nos produce este. Por ejemplo, a mucha gente no le gustan los vinos dulces por que los encuentran empalagosos. Sin embargo, estoy segura que si hubiesen tenido la precaución de beberlos más bien frescos, probablemente no opinarían lo mismo, ya que saldría a destacar la fruta y no tanto el azúcar. El frescor modera las sensaciones ácidas, los excesos de azúcar y la fuerza alcohólica. Por el contrario, el calor exalta todas estas sensaciones y modera el amargor de los taninos. De esta norma también se deduce que los vinos tánicos necesitarán más temperatura y, por el contrario, los que son más ácidos deberán servirse más bien frescos.
Esta tabla de temperaturas es meramente orientativa. Realmente cada vino es un mundo, especialmente los dulces y generosos, por ello, las temperaturas que propone la tabla pueden variarse en función de las características específicas de cada vino (grado alcohólico, tanicidad, acidez, azúcar residual, etc.) o del gusto particular de quien los vaya a consumir. Con una temperatura adecuada, lo que tratamos de conseguir es respetar el equilibrio organoléptico específico de cada vino.
Vinos espumosos. Por debajo 6ºC no se aprecian sus aromas ni su bouquet. Por encima de 8ºC resaltan aromas poco elegantes a fermentación.
Vinos blancos dulces y semi-secos. Es aconsejable servirlos a 6ºC para resaltar su carácter afrutado. A mayor temperatura destaca demasiado su dulzor.
Blancos generosos (Finos y manzanillas). Con temperaturas elevadas predominan las sensaciones punzantes.
Vinos blancos jóvenes secos. Las temperaturas más altas resaltan su expresión alcohólica. Las excesivamente bajas resaltan su acidez y enmascaran su propia personalidad.
Vinos blancos viejos. Para resaltar mejor su cuerpo y sus aromas, mejor una temperatura que ronde los 12ºC.
Vinos rosados. A menor temperatura pierden los matices de tintos. A mayor temperatura pierden delicadeza.
Vinos tintos ligeros y jóvenes. Servir entre 12ºC/16ºC para sus aromas afrutados y la elegancia de su estructura.
Tintos con cuerpo. Entre 14ºC/17ºC se puede apreciar mejor su cuerpo.
Tintos viejos. Entre 17ºC/18ºC para resaltar su bouquet y redonda expresión tánica.
Conociendo los efectos que la temperatura produce en los vinos, también podemos tratar de corregir los posibles defectos que pueda tener un vino.
Defecto | Corrección térmica | Efecto sensorial |
---|---|---|
Demasiado alcohol | Más frío | Vino más elegante |
Pocos aromas | Más tíbio | Se evaporan los alcoholes volátiles que transportan los aromas |
Muy ácido | Más fresco | Mejor estructura |
Retrogusto amargo | Menos frío | Más afrutado |
Algo dulzón | Más frío | Se expresa la acidez y modera el alcohol |
Tánico y amargo | Más tibio | Se expresa el alcohol que ayuda a suavizarlo |
Poca burbuja | Más frío | Mantiene el carbónico |
Buen aroma, poca acidez | Más fresco | Menos alcohol, más fresco |
Cuando sabemos qué vino vamos a tomar con cierta antelación, si no disponemos de bodega o armario-bodega, lo mejor es ponerlo en la nevera en posición horizontal entre dos o cuatro horas antes de su servicio en función de la temperatura de partida y de la que queramos conseguir. Pero si nos vemos obligados a improvisar, el método más rápido y efectivo es sumergir la botella en un cubo con hielo y agua (este procedimiento no es muy recomendable en el caso de los vinos viejos y frágiles). El agua es un excelente conductor de la temperatura. Además si estamos en verano, ya tendremos la cubitera lista para llevarla a la mesa.
Hay que tener en cuenta que no es muy aconsejable que una botella de vino permanezca días y días dentro del frigorífico, ya que se trata de un espacio donde suelen encontrarse muchos olores: pescado, quesos, verduras (cebollas, puerro, apio...), que a la larga pueden afectar al vino debido a que el tapón de corcho es poroso y a través de él se filtran los olores. Así mismo, tampoco es conveniente meter y sacar una botella de vino varias veces, ya que los cambios bruscos de temperatura siempre son perjudiciales. Por lo tanto, si es más recomendable enfriar el vino progresivamente.
La temperatura ambiente es un factor que debemos tener en cuenta cuando el vino ya está en la mesa ya que debemos tratar de mantener la temperatura óptima de cada vino (dentro de sus márgenes) durante todo el servicio. Por ejemplo, en un comedor a una temperatura de 24ºC, la temperatura del vino dentro de la botella aumenta aproximadamente unos 2ºC cada cuarto de hora. Este aumento es todavía más rápido y acusado cuando el vino ya está en la copa, por eso, siempre es mejor que el vino se sirva tendiendo a su temperatura mínima óptima ya que una temperatura baja se corrige de forma natural.
Bueno, a seguir disfrutando de los vinos y si estos están en su temperatura óptima, mucho mejor!
Bibliografía:
- Wiesenthal, Mauricio: Diccionario Salvat del vino. Ed. Salvat. ISBN: 84-345-0932-6
- Wiesenthal, Mauricio: El gran libro del vino. Ed. Salvat. ISBN: 84-345-2176-8
- Peynaud, Emile y Blouin, Jacques: Descubrir el gusto del vino. Ed. Mundi-Prensa. ISBN: 84-7114-939-7
- Mijares, Mª Isabel y Sáez Illobre, José Antonio: El vino de la cepa a la copa. Ed. Mundi-Prensa. ISBN: 84-7114-911-7
- Simon, Joanna: Conocer el vino. Ed. Blume. ISBN: 84-8076-507-0
Links relacionados:
Luís Vida Navarro: ¿Cuál es la temperatura ideal para el servicio de los vinos? (elmundovino.com)
El vino, su temperatura y algunos trucos poco ortodoxos (Círculo, Club del vino)
Calamar: A temperatura ambiente (estintobasico.com)